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El arzobispo de Burgos visita la Merindad de Valdivielso y el Valle de Manzanedo

Fotos: Archidiocesis de Burgos. 

El arzobispo de Burgos, Fidel Herraéz Vegas, visitó el pasado sábado la Merindad de Valdivielso y el Valle de Manzanedo. La jornada comenzó con la oración y el saludo a los fieles en la ermita de la Virgen de la Hoz. Este acto daba el pistoletazo de salida para visitar diferentes pueblos como Valdenoceda, Quintana de Valdivielso, El Almiñé, Puente-Arenas, Quecedo, Arroyo y Hoz de Valdivielso. En todos ellos el obispo saludó a los vecinos y compartió con ellos palabras cercanas de ánimo y agradecimiento. No se fue sin hacer una oración por los difuntos de cada localidad y una fotografía para ilustrar el momento.

Pasado el mediodía, Fidel Herráez presidió la Eucaristía en el templo de Población de Valdivielso, que estaba totalmente lleno de fieles del Valle. A continuación le esperaban alrededor de ochenta vecinos de los distintos pueblos en Condado de Valdivielso, para compartir una comida popular. Ya por la tarde visitó la iglesia de Toba y subió a la ermita de la Virgen de Pilas, donde se celebró un acto mariano. Completó la intensa jornada visitando cinco pueblos de Villarcayo de Merindad de Castilla La Vieja: Incinillas, Villalaín, Bisjueces, Barruelo y La Aldea.

El domingo, el arzobispo conoció de cerca el Valle de Manzanedo y a sus gentes. Después de un café recién hecho en Cidad de Ebro para comenzar la jornada, Fidel Herráez visitó las localidades de Vallejo, San Miguel de Cornezuelo –donde quedó fascinado por su templo románico– y Argés, cuya iglesia ha sido reconstruida con la ayuda de los vecinos. Entre localidad y localidad también tuvo tiempo para disfrutar de la rica naturaleza de la zona. A mediodía el arzobispo llegaba a Santa María de Rioseco, donde le esperaban voluntarios implicados en el proyecto de recuperación de este antiguo monasterio cisterciense para recorrer sus muros y vistas en una visita guiada y compartir con él lo que supone en la zona este trabajo que une a tantos vecinos. Allí el arzobispo plantó un olivo que representa la paz y esa unión de las personas en busca de un objetivo común.

Para concluir la visita a este valle, se celebró la Eucaristía en la parroquia de Manzanedo y a la salida se compartió un pequeño aperitivo para tener un momento cercano y alegre con el arzobispo. Antes de emprender el viaje de regreso a Burgos compartió familiarmente la comida con un grupo de vecinos del Valle.

Esta semana está prevista otra visita de Fidel Herráez a la comarca de Las Merindades, en concreto, a la localidad de Soncillo, en el Valle de Valdebezana.









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