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Entrevista con Begoña Guerra, alcaldesa pedánea de Quintanilla-Valdebodres, 'Mejor Pueblo de Las Merindades 2020'


La fortaleza de los pueblos no se mide en habitantes. Ni siquiera en euros. El poder de un territorio, por pequeño que sea, se contabiliza en cariño, esfuerzo y sentimiento de pertenencia. Y eso es lo que convirtió a la localidad de Quintanilla-Valdebodres, en la Merindad de Sotoscueva, en el 'Mejor Pueblo de Las Merindades 2020'. Con apenas nueve habitantes, logró imponerse a enclaves más grandes y conocidos. Su alcaldesa pedánea Begoña Guerra, cree que su pueblo tiene potencial y encanto para atraer a nuevos vecinos, más turistas y también emprendedores. Pero, para conseguirlo, el mundo rural necesita de la ayuda de las instituciones provinciales, autonómicas y estatales: "En este último año hemos visto la necesidad de contar con una fuerte infraestructura de telecomunicaciones, algo que en estas pequeñas poblaciones se ve mermado, y en un enclave como Quintanilla teletrabajar en muchos casos sería más que difícil". Así, y con escasas ayudas para los emprendedores, es prácticamente imposible. Por eso, la regidora espera que este triunfo vaya más allá de algo simbólico y sea el primer paso para dar aún más vigor a Quintanilla-Valdebodres. 

-¿Cómo es la vida en Quintanilla-Valdebodres?

-La vida en Quintanilla es muy tranquila, aunque si te gusta la naturaleza es imposible aburrirse. Tradicionalmente la agricultura y la ganadería han sido el medio de vida de los habitantes, y aún hoy en día hay quienes se dedican a ello.

-¿Cuál es la situación poblacional de la localidad?

Actualmente tenemos nueve empadronados, de los cuales viven allí cinco. A estos hay que sumar un vecino que aunque no está empadronado aunque vive durante todo el año allí. Además, hay algunos vecinos que pasan largas temporadas en el pueblo. 

-Pese a esa pequeña cantidad de vecinos, ha logrado proclamarse vencedora del concurso ‘Mejor pueblo de Las Merindades’, superando a otras localidades más grandes ¿Cómo han logrado ese nivel de convocatoria?

-La verdad es que entre nosotros fuimos enganchando cada vez a más gente para que votase por Quintanilla, entre los grupos de WhatsApp nos organizábamos para mandarlo a otros grupos. Al principio entre gente más cercana al pueblo, pero luego pedíamos el voto a todo el mundo. También contábamos con mucho apoyo de la gente de pueblos de alrededor, y creemos que en un concurso así los pueblos pequeños nos hemos ido uniendo para eliminar a los grandes.

-¿Qué ha supuesto este triunfo para el pueblo?

-De momento lo único que nos llevamos es la satisfacción personal de haber ganado, más a largo plazo iremos viendo qué repercusión tiene el haber ganado con respecto a las visitas, y quién sabe, si algún vecino nuevo.

-¿Qué atractivos tiene Quintanilla-Valdebodres para ofrecer a sus visitantes?

-Es un pueblo pequeñito que está muy bien distribuido, con un manantial y un antiguo molino en pleno casco urbano. Estamos al pie de las canales de Dulla, de especial interés para todo aquel que le guste la montaña. Además, tenemos muy cerca la cascada de La Mea, que es muy visitada, sobre todo en la primavera.

-¿Hay algún tipo de actividad económica en el pueblo?

-Actualmente no hay ninguna actividad económica, a excepción de la ganadería.

-Como alcaldesa pedánea, ¿qué proyectos tiene para el futuro próximo en la localidad?

-Tenemos en proyecto el arreglo de los puentes del arroyo Roncillo, que hemos visto que no están bien construidos y con las riadas provocan inundaciones. Esta obra debería haber empezado el año pasado, pero la tramitación de los permisos no ha sido fácil, y estamos esperando a que baje el caudal para comenzar las obras.

-¿Cómo se vivió el confinamiento en Quintanilla-Valdebodres?

-El confinamiento en un pueblo y una casa con un pequeño terreno es muy diferente a vivirlo en un piso. Por una parte tienes más libertad dentro de tu casa, pero por otra fueron muchos días sin apenas trato con la gente, a excepción del momento en el que llegaba el panadero.

-¿Se ha visto golpeado el pueblo por el covid?

-Pues afortunadamente no hemos tenido en ningún momento casos positivos, ni en confinamiento ni durante el verano, que ha sido el momento en el que más gente estábamos en el pueblo.

-¿Ha traído cambios la pandemia en la localidad?

-Evidentemente el reducir la movilidad hace que el pueblo esté más vacío. Antes de la pandemia, durante los fines de semana, venía bastante gente.

-En otros enclaves de Las Merindades ha crecido el número de empadronados durante este tiempo de pandemia ¿Es el caso de Quintanilla-Valdebodres?

-No, mantenemos el mismo número de empadronados que hace un año.

-¿Qué medidas cree que deberían tomar organismos como la Diputación de Burgos, el Gobierno de Castilla y León o el Gobierno de España para luchar contra la despoblación del entorno rural?

-Son muchas las medidas que se podrían tomar, pero en este último año hemos visto la necesidad de contar con una fuerte infraestructura de telecomunicaciones, algo que en estas pequeñas poblaciones se ve mermado, y en un enclave como Quintanilla teletrabajar en muchos casos sería más que difícil. También hay que tener en cuenta que las ayudas a emprendedores no son suficientes, lo que hace que los negocios se monten en poblaciones grandes, dejando a mucha gente sin opción a trabajar en la zona.

Por último, me gustaría dar las gracias una vez más a todos los que formáis el equipo de Merindades Hoy por haberos puesto en contacto conmigo, y a todos los que han hecho que Quintanilla-Valdebodres sea un poquito más conocido.

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