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Vera, la niña de Prado Vargas

Diente hallado en la cueva de Prado Vargas. Fotos: Universidad de Burgos.

Este pasado martes finalizó la cuarta campaña de excavación en la cueva Prado Vargas, ubicada en la localidad de Cornejo, en la Merindad de Sotoscueva. Desde el pasado 1 de agosto, un equipo de quince investigadores de la Universidad de Burgos (UBU), el Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana (CENIEH) y el Museo de la Evolución Humana han trabajado en el nivel 4 de este yacimiento, descubriendo 2.000 restos de hace más de 45.000 años.

Entre los huesos y dientes recuperados se han identificado restos de ciervo, rebeco, corzo, caballo, tejón, conejo, oso, bisonte y zorro, entre otros. Los huesos aparecen muy fragmentados, destacando la presencia de radios, húmeros, metatarsos y tibias. Según los responsables de la investigación, esto se debe a que los grupos neandertales transportaron al interior de la cavidad las extremidades de los animales que cazaron para aprovechar su carne y fracturar las cañas de los huesos largos para poder obtener y consumir su médula. Del resto del esqueleto se han descubierto varias vértebras, un par de fragmentos de cráneos, costillas, así como la roseta de un asta de ciervo y una cuerna de cabra.

Por lo que a las herramientas de piedra se refiere se ha recuperado medio millar de piezas, entre las que destacan varias puntas, raederas, denticulados y muescas, realizadas tanto en sílex como en cuarcita recogidas en los alrededores de la cavidad. Una de las características de este yacimiento es la presencia destacada de retocadores de hueso. Estos instrumentos son fragmentos de huesos de las extremidades de animales, de unos 10 centímetros de longitud media, que fueron utilizados para golpear los bordes de las lascas y modificar sus filos tanto para reavivarlos, como para configurar herramientas. 

Los neandertales se caracterizaron por ser la especie que generalizó el uso del fuego para cocinar, calentarse, tratar materiales como la madera y alargar sus días. En Prado Vargas, una parte importante del material aparece quemado, a lo que hay que unir el descubrimiento esta campaña de los restos de la primera estructura de combustión. Este hallazgo, de 25 centímetros de diámetro, evidencia el control del fuego por parte de los neandertales que ocuparon Prado Vargas hace más de 45.000 años.

Pero la gran sorpresa de la campaña se produjo el 7 de agosto con el descubrimiento de un diente de leche humano perteneciente a la especie Homo neandertalensis. El diente, bautizado con el nombre de Vera, en honor a la nieta de Beni, el dueño del prado donde se encuentra el yacimiento, se corresponde con un molar deciduo inferior que se le cayó a un niño o una niña de unos 8 años. Este diente es el primer resto de esta especie localizado en Ojo Guareña y verifica la ocupación de este territorio desde hace al menos 45.000 años.


Cueva Prado Vargas se localiza en el desfiladero configurado por el río Trema a su paso por Cornejo. La historia de sus hallazgos arrancó en 1968 con el descubrimiento de un cráneo de oso de las cavernas. Este descubrimiento motivó que el científico Trino Torres llevara en 1986 una campaña de excavación donde ya verificó la existencia de una ocupación neandertal en esta cueva
Desde 2016 un joven equipo codirigido por Marta Navazo Ruiz (Universidad de Burgos), Rodrigo Alonso Alcalde (Museo de la Evolución Humana) y  Alfonso Benito Calvo (Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana) retomó las excavaciones ampliándolas hasta excavar más de 40 metros cuadrados, lo que ha permitido recuperar más de 4.000 restos entre huesos, dientes, carbones y herramientas de piedra del mencionado nivel 4. 

Una de las señas de identidad que ha marcado las excavaciones en Cueva Prado Vargas es la importancia que Navazo, Alonso y Benito han otorgado a la divulgación de los resultados de sus investigaciones entre los ciudadanos del territorio de Ojo Guareña. Para lograr este fin desde 2016 se han organizado en colaboración con la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León, la Casa de Parque del Monumento Natural de Ojo Guareña, el Ayuntamiento de la Merindad de Sotoscueva y las asociaciones la Escuela de Cornejo y Nabo-Qui de Quisicedo, una serie de conferencias, talleres y jornadas de puertas abiertas que han permitido que los habitantes de la zona conocieran de primera mano los avances producidos en el yacimiento.

Junto a estas acciones esta campaña se ha desarrollado un programa de voluntariado ambiental que ha consistido en lavar y cribar las casi dos toneladas de sedimento provenientes de las excavaciones. Este programa, desarrollado en colaboración con la Casa del Parque de Ojo Guareña y la empresa Ráspano Ecoturismo, ha dado la oportunidad de colaborar con el proyecto a más de 70 niños y adultos de la zona, los cuales han recuperado de los sedimento restos de roedores, topillos, conejos y murciélagos que entraron en la cavidad ocupada por los neandertales. El estudio de estos fósiles, junto a otros análisis de polen, permitirá en un futuro inmediato conocer qué clima y paisaje existía cuando Vera y su grupo se establecieron en la Cueva de Prado Vargas.

Las excavaciones en Cueva Prado Vargas han sido financiadas por la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León y ha contado con la colaboración del Ayuntamiento de la Merindad de Sotoscueva.

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